En los fracasos de una compañía se encuentran las semillas de conocimiento que permiten su éxito posterior, pero hay que asegurarse de entender las causas del fallo y solucionarlas para evitar que se vuelvan a repetir.
Entrar en concurso de acreedores no es una buena noticia para ninguna empresa, pero algunas son capaces de transformar una situación tan complicada en una oportunidad para mejorar y remontar el vuelo. Es el caso de Porvasal, una pyme valenciana dedicada a la fábrica de vajillas, que supo detectar los errores que le habían llevado a esta situación. De esta forma, pudo solucionarlos mediante un plan de viabilidad que le ha permitido superar el proceso aumentando tanto su facturación como el número de trabajadores en su plantilla.
Aunque siempre es algo a evitar, "el fracaso es consustancial a la gestión empresarial", destaca Alfredo Fernández Parejo, profesor de estrategia empresarial en la Escuela Oficial Industrial (EOI). Tanto las grandes multinacionales como las principales figuras del mundo de los negocios -Bill Gates o Steve Jobs entre ellos- han cometido grandes errores que también les han sido de utilidad en su camino hacia el éxito. Y es que lo importante, concluye Alberto Fernández Terricabras, profesor del departamento de contabilidad de Iese, "es que las organizaciones sean capaces de aprender" de los fallos cometidos:
• Origen. En las pymes, buena parte de los fracasos vienen cuando realizan actividades diferentes a lo habitual, como lanzar un nuevo producto, empezar a vender en el exterior o apostar por una campaña de márketing que resulta ser equivocada. Esto no implica que tengan que dejar de acometer estas iniciativas, pero sí deben ser conscientes de los riesgos que entrañan y dedicarles el tiempo y los recursos que merecen. Pero a veces los errores más importantes llegan en actividades que forman parte del día a día, como la planificación financiera o las ventas. Por último, hay que ser consciente de que en áreas como la innovación es prácticamente inevitable que se produzcan varios experimentos fallidos antes de encontrar la mejor idea.
• Aceptación. Aunque todos los proyectos nuevos necesitan margen para funcionar, hay que saber darse cuenta a tiempo de que una apuesta no es acertada. "Es habitual que las organizaciones insistan en una idea que no funciona debido a que se niegan a dar por perdidos los recursos invertidos en ella", explica el experto de Iese. Aunque genera rechazo comunicar el fracaso a la plantilla y a los socios comerciales, "es mejor apostar por la transparencia y la claridad, porque sino la información se transmite mediante rumores, que casi siempre son peores que la realidad", argumenta Fernández Parejo.
• Cultura. Si una empresa es demasiado severa con aquellos que fallan, acabará obteniendo resultados contraproducentes. El temor generado provocará que trabajadores y directivos traten de esconder sus errores y dejen de compartir sus propuestas de mejora, por miedo a que al final se demuestren equivocadas. De esta forma, se pierden muchas ideas que podían haber supuesto una importante mejora para la compañía.
• Aprendizaje. Cuando en la empresa se produce un fracaso, hay que saber detectar las causas y extraer las lecciones correctas. Pero esto difícilmente se puede hacer cuando la decepción es demasiado reciente. Lo mejor es convocar una reunión, por ejemplo, un mes después. De esta forma, los responsables habrán tenido tiempo de reflexionar sobre cuáles han sido las causas del revés y pondrán sus ideas en común de manera más relajada. "Los grandes fracasos casi siempre se deben a la suma de varios factores, no suelen tener un único motivo", señala Fernández Terricabras. Aunque las causas concretas pueden ser muy diversas, se pueden agrupar en tres categorías generales: una mala planificación, errores en la ejecución de estas ideas y el impacto de factores externos, que pueden ir desde un cambio en las modas hasta una crisis económica mundial. En este último caso, las compañías no deben reconfortarse en la creencia de que eran circunstancias que estaban completamente fuera de su alcance. En lugar de ello, es importante analizar si se podían haber detectado antes los primeros indicios, para adelantarse a la situación y tomar las medidas necesarias.
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